Lo que hace unos años solo se podía ver en una película de ciencia ficción… hoy lo podemos ver hasta en nuestros móviles: el reconocimiento facial ya desbloquea puertas y accesos. Ahora bien… ¿qué es el reconocimiento facial? ¿cómo funciona? Y la pregunta aún más importante… ¿vale la pena utilizar este reconocimiento como herramienta de control de acceso?
¿Qué es una cámara de reconocmiento facial?
Lo primero que debemos comprender es que hablamos de una innovación tecnológica de primer nivel. Esta tecnología es capaz de identificar a una persona a través de una imagen, un vídeo o un elemento gráfico / audiovisual con la imagen de un rostro.
Las cámaras de reconocimiento facial, por consiguiente, funcionan bajo un sistema de identificación biométrica, que no es más que la medición de ciertas partes de la cara y el rostro, que son únicos debido a su complejidad y diferencia: dos personas pueden parecerse mucho, pero nunca llegan a ser iguales.
Con estos datos únicos las cámaras de reconocimiento facial logran captar expresiones de la cara e identifican, verifican y autentican a una persona para un acceso determinado.
¿Cómo funcionan las cámaras con reconocimiento facial?
Las cámaras que poseen un sistema de reconocimiento facial primero capturan una imagen de forma bidimensional o tridimensional (dependerá de las características o capacidades del dispositivo).
Una vez capturado ese conjunto de imágenes, se transforman en datos y se comparan con los que ya el sistema tiene archivados (vía foto o vídeo). Al no tratarse de una imagen estática, se consigue una mayor fiabilidad y seguridad.
Así pues, tenemos un emisor de información (cámara) con un receptor (base de datos). En determinados casos esta base de datos está alojada en la nube por lo que es posible que se requiera una conexión a internet para el correcto funcionamiento del sistema.
En resumen, hablamos de una cámara que captura los rasgos de una persona y mediante el sistema de reconocimiento facil lo compara con una base de datos, se analiza matemáticamente y se verifica que los datos biométricos sean los propios de la persona que está solicitando a un determinado acceso.
¿Vale la pena utilizar una sistema de reconocimiento facial?
Los sistemas de reconocimiento facial cada vez son más complejos gracias a la Inteligencia Artifical (IA) y el machine Learning, ofreciendo un alto estándar de seguridad. Además, el que la comprobación se haga siempre en tiempo real añade un plus de seguridad.
Ahora bien.. esos no son los únicos motivos para utilizar un sistema de reconocimiento facial:
– Se obtiene una información precisa: la toma de datos y el procesado de los mismos es tan precisa que el error es (casi) inexistente.
– No se pueden manipular los datos: La cámara solo capta el dato, y es un sistema quien parametriza el dato, lo compara y lo verifica. Con tantos procesos el acceso a la manipulación de datos es casi imposible.
– La tecnología biométrica: El software que analiza los datos es extremadamente avanzado… llegando algunos expertos a afirmar que el sistema es imposible de vulnerar.
– La rapidez: El sistema es automático y en tiempo real, facilitando el acceso en segundos.
– No es un sistema intrusivo: No es necesario tener contacto con las personas, facilitando los niveles de seguridad. Además no se requieren llaves o tarjetas de acceso: nuestro rostro es la llave.
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